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En
cuanto al nivel gráfico de los escenarios diré
que tiene altibajos, debido a que contrasta mucho el hecho
de que algunos escenarios (como la ciudad o el circuito nevado)
posean más detalles que otros, pero en general son
bonitos y bien trazados. Los efectos de sonido cumplen a la
perfección y la música siempre acompaña
en cada carrera. Un apartado correcto.

Diversión y Vida de Juego.
El modo principal del juego (y similar al modo GT de Gran
Turismo) tiene cuerda para rato con competiciones por cilindrada,
por marcas, por tipo de motor, resistencia, velocidad... pero
a la larga el juego va perdiendo la gracia. Además,
el sistema de control es algo extraño. Es cierto que
los coches reaccionan de una manera diferente y la física
esta muy bien recreada, pero a la hora de conducir los vehñiculos
no responden todo lo bien que se esperaría. Y lo de
conducir coches de gran cilindrada es una misión algo
menos que imposible. No para de asaltarme la sensación
de que este juego iba a ser llamado para liderar la pole de
los juego de carreras, pero por desgracia le falta la chispa
de los grandes. Y es que el tiempo no perdona.

Conclusión.
Un GT para los 128 bits de Sega. A quien les gustó
la obra maestra de Polyphony este juego no les defraudará
en absoluto. A pesar de que su sistema de control es algo
extraño y de no ser tan espectacular e innovador como
se esperaba, es una gran opción para los que busquen
un buen juego de coches. Pero, ¿por qué demonios
han prescindido de los efectos de transparencia?

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